Camino ribereño: “La idea no es destruir, sino poner en valor”

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Afirmó Ariel González, en referencia a intervenciones que realizadas

 

Vecino del lugar desde hace más de 20 años e impulsor de muchas de las obras que se concretaron sobre la margen del Río Quequén para transformarla en un paseo turístico, Ariel González afirmó que las  intervenciones realizadas en apoyo a la propuesta del grupo Vía Crucis ribereño son en favor del “desarrollo de las potencialidades turísticas” del lugar.

En diversos sectores del camino se vienen haciendo trabajos de limpieza y acondicionamiento, para ser convertidos en estaciones de esta representación cristiana. También se procura convertir a algunos espacios en miradores naturales para que la gente pueda apreciar la belleza de los paisajes locales.

“Creemos firmemente que el río es una salida turística de todo el año. Independientemente de que es un lugar maravilloso para vivir y que disfruten los necochenses, puede convertirse en un polo turístico”, afirmó González.

Con respecto a críticas recibidas ante esta nueva iniciativa, opinó que “lo que tenga que ver con del desarrollo de las potencialidades turísticas es un diamante en bruto”, asegurando haber hecho la mensura y confirmar que “las tres estaciones que están cerca de lo que son las islas, que tienen una superficie de tres hectáreas, tuvieron una intervención menor a la mitad”.

Esta respuesta surge en base a un documento presentado por ambientalistas que señalan la supuesta destrucción del ecosistema,  “Aparte de que eso sería un trabajo ímprobo, no se está destruyendo para poner un piso o entoscar, se está haciendo para que la gente tenga la posibilidad de acercarse un poco más al río en algunos puntos con visiones increíbles”, aclaró el médico.

Por ejemplo, dijo,  “donde se concentran tres estaciones es porque hay tres saltos, no son aleatorias ni puestas al azar, sino que tienen que ver con tener urbanizado el lugar, con algún banco, donde la gente vaya a intervenir”.

“De hecho, la intervención que se hizo hasta el Puente “Taraborelli” es imposible hacerla en los 9 kilómetros restantes (hasta Las Cascadas), porque justamente queremos proteger y conservar el ecosistema. La idea no es limpiar y dejarlo así, es acomodar un poco la parte del camino que se había destruido con la inundación del ‘80 y que termino de complicarse con la de 2012”, detalló González.

El vecino del Paseo de la Ribera señaló finalmente: “La idea no es destruir, es poner en valor algunos sectores que son de importancia para el turismo y para el propio necochense, que va a tener un lugar seguro donde parar el vehículo y poder observar la belleza de nuestro río”.

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