“Fueron tres años de muchísimo aprendizaje”

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Afirmó Juan Dalinger, tras cumplir su ciclo como pastor de la Iglesia Danesa de Necochea. Su nuevo destino es Tres Arroyos

“Fueron tres años de mucho aprendizaje”. Así evaluó Juan Dalinger su labor como pastor de la Iglesia Danesa Evangélica Luterana de Necochea, que se inició en 2021 y culminó el pasado Domingo de Pascua, en que brindó su último oficio religioso en templo de la calle 51 N° 2966.

Previamente se había despedido de las comunidades protestantes danesas de San Cayetano y La Dulce.

Con las valijas preparadas para viajar a Tres Arroyos, su nuevo destino pastoral (donde ya se encuentra ejerciendo su labor), Dalinger fue entrevistado por el periodista Hugo Möller, pera el programa televisivo “El Ciudadano, recordando que llegó a Necochea en abril de 2021 para reemplazar a Joel Nagel, descendiente de alemanes como él, quien se había trasladado al país germano para realizar un doctorado.

Nagel se desempeñó como pastor de este templo, que pertenece a la Sociedad Protestante del Sudeste, durante cuatro años, desde abril de 2017 hasta que dejó vacante el cargo para doctorarse en Alemania. Esa vacante fue ocupada por Dalinger, que arribó a Necochea en abril de 2021, cuando la pandemia del coronavirus aún arreciaba, por lo que la labor pastoral presencial se vio dificultada seriamente.

Contrasta la brevedad de las gestiones de Nagel y Dalinger con la prologada labor pastoral del antecesor de ambos, Steen Lerferldt, quien llegó en 1971 procedente de Dinamarca (su país de origen)  y estuvo nada menos que 45 años al frente de la Iglesia Danesa necochense, hasta su jubilación.

“He terminado mi convenio de trabajo aquí en Necochea el último Domingo de Pascua, este 31 de marzo. El convenio era por tres años y la comisión directiva decidió no renovarlo, así que estuve buscando otros destinos de trabajo, hablé con la gente de la Iglesia Danesa de Tres Arroyos y ellos aceptaron mi postulación, de modo que en los próximos años estaré trabajando en esa ciudad”, expresó el pastor Dalinger.

Este miércoles 3 de abril partió junto a su esposa hacia Tres Arroyos, habiendo firmado un convenio por seis años de labor con la Sociedad Protestante del Sud, a la que pertenece esa congregación.

-¿Cómo han sido estos tres años en Necochea?

– Han sido tres años de muchísimo aprendizaje. Yo he vivido en muchos lugares. Esta es mi mudanza número 13. Estuve en Buenos Aires y 18 años en Quilmes. Al venir a Necochea de una gran ciudad, al principio fue muy difícil, estando lejos de la familia, de nuestros hijos, de los amigos que teníamos. De repente, al encontrarnos en un lugar más pequeño, nos costó. Pero empezamos a amar a esta ciudad, con el mar y con tanto verde, con gente tan cálida también. La verdad es que ha sido un gran aprendizaje, no sólo de conocer la ciudad y su gente, sino también de trabajar en esta congregación. Yo no soy de origen danés. Soy pastor luterano y por convenio de nuestras iglesias he podido trabajar aquí. Si bien ya trabajé dos años en la Iglesia Danesa de Buenos Aires aquí aprendí muchísimo de la religiosidad y de la cultura danesa.

-¿En Buenos Aires estuviste en la Iglesia Danesa de la calle Calos Calvo, en el barrio de San Telmo?

– Sí. Allí estuve dos años, aunque uno fue con pandemia, de manera que parte del trabajo fue virtual. 

-¿Y en Quilmes, durante 18 años, en qué templo?

– Yo soy de la Iglesia Luterana de origen alemán. Se llama Iglesia Evangélica del Río de la Plata… Estuve en otros lados también. Algunos años en Entre Ríos y otros en Paraguay. Pero la mayor parte de mi ministerio fue en Buenos Aires, en Quilmes.

– Aquí en Necochea, entre otras actividades, estuviste a cargo de la dirección de un coro de la Iglesia Danesa ¿Cómo fue esa experiencia, ya que se te ha visto no sólo marcando los compases, sino también tocando algunos instrumentos musicales?

– La música y el canto coral es algo que me apasiona muchísimo. Vengo armando coros en distintos lugares. Tengo la premisa de que cantar hace bien. Y que todo el mundo puede cantar, salvo que haya algún impedimento físico. Pero todos podemos cantar. Afinar, ya es otra cosa. Pero cantar, podemos todos. Y es algo que es muy terapéutico, que hace muy bien. Eso fue lo que vivimos en el coro de esta iglesia, conformado por gente de la comunidad danesa, pero también con personas que no lo son y se integraron muy bien.

-¿Cuáles son las expectativas ante una nueva etapa a desarrollar en Tres Arroyos?

– Seguir aprendiendo, seguir trabajando, seguir dando los dones que tengo y poniéndolos al servicio de la iglesia, ahora en otra comunidad que está necesitando los servicios pastorales. Y con muchas ganas de hacer cosas. Tengo muchas expectativas. Lo que he podido conversar con la gente de allí es algo que me entusiasma y estoy con muchas ganas de trabajar con ellos.

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