«Hoy por hoy, se opina con mucha liviandad”

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Además, el trabajador de la prensa Hugo Möller criticó al periodismo tendencioso y aseguró: “en el afán de publicar rápidamente, a veces, se publica con pocos o sin datos directamente”.

 

Aunque reiterativo, siempre es bueno poner en contexto que el Día del Periodista se celebra en Argentina cada 7 de junio conmemorando la histórica decisión de Mariano Moreno de fundar La Gazeta de Buenos Ayres, el primer periódico de la etapa independentista de nuestra patria, allá por 1810; una fecha que terminó por institucionalizarse un 25 de mayo de 1938, en el Primer Congreso de Periodistas realizado en Córdoba.

Han pasado 212 años de aquel hito y la profesión ha mutado de manera sustancial con el correr del tiempo, sobre todo en las últimas tres décadas, con la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación, un grupo diverso de prácticas, conocimientos y herramientas vinculados con el consumo y la transmisión de la información que se extendieron vertiginosamente, sobre todo, a raíz de la aparición de Internet.

Analizando este proceso y la importancia de ejercer la profesión de manera ética, Hugo Möller, reconocido periodista de Necochea, pasó por los estudios de Voces de la Ciudad para dejar algunos conceptos interesantes sobre esta evolución, en un mano a mano con su colega Jorge Gómez, conductor del ciclo matutino que se emite por la FM Vinilo 103. 5 MHz.

“Cuando decidí dedicarme al periodismo había una perspectiva y un panorama que hoy es totalmente distinto”, comenzó introduciendo el comunicador. En ese entonces, “la aspiración que uno tenía era formarse, tener las herramientas de trabajo y poder desarrollarlas en una empresa periodística”.

“Hoy por hoy, un chico de 20 años que quiere estudiar tiene una perspectiva distinta, si es mejor o peor no lo sé, pero los medios se están achicando, están floreciendo otras alternativas como las redes sociales”, definió el conductor televisivo, agregando que es “muy dificultoso ingresar a un medio periodístico porque, aparte, esas empresas están en etapas de achicamiento en general o de transformación; y de desaparición en otros casos”.

Sobre los cambios que han llevado a este presente, “uno antes se enteraba de la noticia a través del diario. Hoy, cuando uno tiene el diario en la mano la noticia ya es vieja”, concluyó, recordando que este proceso comenzó con la “irrupción de las FM, en la década de los ‘80, posteriormente fueron las páginas web, y hoy las noticias están en las redes sociales”.

Contextualizada esa situación, “en el afán de publicar rápidamente, a veces, se publica con pocos o sin datos directamente”, criticó el periodista, para sumar a esta falla informativa de origen el agregado del creciente “periodismo militante” que “no creo que sea lo más adecuado”, porque a pesar de que “no exista la objetividad absoluta -todos tenemos cierta subjetividad, nuestro pensamiento e ideología, y no podemos desecharla-, lo que tiene que haber es que la mejor honestidad intelectual”.

“Hay un hecho que es noticia, después está la interpretación y la opinión. Lo que veo es que, en algunos casos, algunos comienzan en esta profesión opinando”, alertó el trabajador de los medios, acordándose de sus iniciales tiempos en el matutino local cuando sintió orgullo al ver publicada su primera nota de opinión. “Llevó mucho tiempo hasta que alguien me dijo: ‘vos que pensás tal cosa sobre eso, por qué no lo escribís y le ponés tu nombre’”.

Yendo a un plano más doméstico, Möller consideró, en primer término, que “en el mundo globalizado hay que poner acento en mayor información local y, a veces, se sabe más de lo que sucede afuera de las fronteras que adentro de la ciudad”, y, más punzante aún: “Hoy por hoy se opina con mucha liviandad, muy rápidamente, y una tendencia muy marcada, en algunos casos”.

“Hay de todo, pero yo creo que la gente no es tonta y termina sabiendo cuál es cada medio o cada profesional. Cada uno puede tener su postura, su ideología; puede ver mal o bien una acción de un gobierno, independientemente de esa ideología; pero, cuando uno tiene que informar tiene que dar los datos, después está la opinión. Eso es lo que hay que diferenciar. Creo que hay que empezar con lo primero y luego opinar”, porque, “además, tenemos derecho a opinar”, cerró la idea el comunicador con convencimiento.

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