Obra pública: tiempo de vacas flacas

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Por HORACIO FERNANDEZ (vecino de Quequén, ex funcionario municipal)

Es muy común utilizar la expresión “es tiempo de vacas flacas” para indicar que se está transitando por un período de escasez y crisis económica.

En esta “era libertaria” que comenzó a partir de la nueva gestión nacional el pasado 10 de diciembre de 2023, y atento a los permanentes dichos del propio presidente en el marco de su latiguillo político “no hay plata”, el recorte de la coparticipación a las provincias, y por consiguiente desde éstas a los cientos de municipios que las componen, sumado a innumerables recortes presupuestarios a distintas reparticiones estatales, ha pasado a ser uno de los principales pilares sobre los que el gobierno se está apoyando para cumplir a rajatabla con el compromiso contraído con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a pocos días de haber asumido.

Este tiene que tiene que ver con conseguir en el menor tiempo posible el “déficit cero”, con la intención encubierta de acceder a un nuevo endeudamiento que le permita incrementar las reservas en el Banco Central y avanzar en uno de los principales objetivos que se ha propuesto el Presidente, que es lograr la dolarización de la economía de nuestro país, sin considerar las consecuencias sociales de este desafío aventurero.

ELIMINACION DE FONDOS

En tal caso, la eliminación de todos los fondos nacionales destinados por el gobierno anterior (2019-2023) a obras públicas, aun en etapa de ejecución en todo el territorio nacional, está teniendo sin dudas un gran impacto negativo en las economías regionales, en el crecimiento del desempleo y especialmente en detrimento de la calidad de vida de los argentinos.

No hay posibilidad de acceder a la obra “publica urbana” para millones de argentinos, en cualquiera de sus formas, digamos obras de saneamiento (cloacas y agua potable), obras hidráulicas, pavimentos urbanos, redes de potenciación eléctrica, entre otras, sin la intervención del Estado en sus tres niveles Nación, Provincia y municipios.

Ninguna de estas obras van a ser resueltas por el “mercado capitalista” mediante el anunciado “sistema a la chilena”, porque no hay forma de que las mismas generen una rentabilidad que les sirva a los eventuales empresarios, para recuperar mínimamente la inversión que implica su ejecución.

En dicho contexto, particularmente en el territorio del partido de Necochea y puntualmente en el ejido urbano de Quequén, es sabido que la obra de pavimento urbano ha sido una de las principales asignaturas pendientes de las distintas administraciones municipales de los recientes 40 años de democracia y que en este escenario hasta el mínimo mantenimiento de lo existente será largamente postergado.

Y me refiero particularmente a Quequén, por tratarse de las dos localidades que componen el núcleo urbano, es  la que con mayor impacto ha sufrido durante décadas, los efectos de la falta de planificación en la logística portuaria y en consecuencia un permanente deterioro en la escasa red vial pavimentada, tanto de sus accesos al ámbito portuario desde las distintas rutas por donde proviene la producción agraria de la amplia región productiva, como de la propia trama urbana.

ROL DE LOS CONCEJALES

Es entonces en estos casos de crisis económicas y de políticas que apuntan a la destrucción del Estado progresista, cuando entiendo que quienes han sido votados para legislar en cada distrito (concejales), deberían redoblar los esfuerzos para investigar e interiorizarse sobre distintos mecanismos que se pudieran implementar para generar recursos, de manera que junto al Poder Ejecutivo de turno y sin especulación política, se pueda planificar este tipo de obras públicas urbanas que sin apoyo del estado Nacional o Provincial, no pueden resolverse con recursos del presupuesto municipal.

Su rol como representantes de los vecinos del distrito, no sólo debe limitarse a votar un aumento de tasas urbanas a pedido del Poder Ejecutivo de turno o el aumento del boleto del transporte público de pasajeros.

En este sentido, vale recordar que a mediados del año 2014, a pocos meses de la elección de ese año por un nuevo periodo 2015/2019, el Dr. Arturo Rojas actual intendente municipal, junto al Dr. Pablo Aued, siendo ambos concejales en representación del Partido Fe y otros colaboradores, impulsaron una Ordenanza más tarde conocida como “tasa portuaria”, que justamente tenía como objetivo generar recursos para que el Poder Ejecutivo de turno, pudiera direccionarlo a obras de infraestructura, principalmente en Quequén, ya por entonces advirtiendo la demora que demandaba el mantenimiento y reparación de distintas arterias vinculadas a la logística portuaria.

Si bien podría haberse interpretado como una jugada electoralista, a la hora de ser presentada en el recinto del Concejo Deliberante, se planteó como una manera de “reivindicación histórica” del territorio de Quequén, como así también un reconocimiento hacia el Hospital Municipal Irurzun, pensando en mejorar su infraestructura.

 Como es de conocimiento público, a poco tiempo de haber sido aprobada la Ordenanza y habiéndose homologado una partida en tal concepto en la ordenanza fiscal impositiva del año 2015, poco tiempo después, fue judicializada por los propios sectores agroexportadores que debían tributar dichos recursos a partir del volumen exportable por Puerto Quequén y terminó finalmente derogada por prácticamente la misma composición del cuerpo deliberativo que anteriormente la había votado favorablemente por mayoría.

Por consiguiente, y ante la imposibilidad de recurrir a este tipo de instrumentos en los que pudieran participar como principales actores económicos  quienes son los potenciales componentes de la cadena agro exportadora de Puerto Quequén y representan directamente el sector que más debiera interesarles que la logística portuaria cuente con un circuito vial que haga más eficiente la llegada del producto agrario al destino final, que son sus plantas de almacenaje para el posterior embarque, sin seguir afectando la red vial urbana, como se ha venido haciendo durante décadas, se hace necesario no cesar en la búsqueda de otras posibilidades y, en tal caso, quisiera hacer un aporte.

FIDEICOMISO

Es de público conocimiento que en  2012 se creó dentro del ámbito del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén (que acaba de cumplir 30 años) un fideicomiso (fondo fiduciario) para solventar el programa de profundización del canal de acceso y modernización de la estación marítima.

El mismo, entre otras cuestiones, contemplaba que los recursos a administrar resultarían de aplicar un tributo de un dólar (u$s 1) por tonelada exportada por la estación marítima, también ha sido público, que ya hace varios años que el volumen exportado por Puerto Quequén, viene superando las siete millones de toneladas, la ecuación es simple, no hace falta que hagamos cuentas.

Por lo tanto, si habiendo transcurrido 12 años de la creación del mencionado fondo fiduciario y suponiendo que el objetivo principal de su creación, era La

profundización del canal de acceso a nuestro puerto, llevándolo a 50 pies de profundidad como estaba planificado y habiéndose cumplido según propios informes del Consorcio, posicionando a nuestra estación marítima a partir de dicho logro, entre las más agiles del país en su operatoria de ingreso y egreso de buques.

Y considerando que los recursos felizmente se vienen sosteniendo desde hace años gracias al volumen exportable que se repite año tras año y según recientes publicaciones, todo indica que en el año en curso se podrían superar.

Es probable que, habiéndose cumplido una parte importante de los objetivos primarios al momento de crearse el Fondo Fiduciario, seguramente con una erogación de suma importancia en su momento, pudiera ser factible que hoy con la necesidad de un monto de inversión menor, se pudiera reasignar alguna partida presupuestaria de dicho fondo a obras de infraestructura en el distrito y particularmente en Quequén, que seguramente por mucho tiempo no serán ejecutadas ni mantenidas por el Estado.

Hoy la Avenida de Circunvalación en toda su extensión, la Avenida Alte. Brown, la Avda. 536, la Avda. 566 entre Avda Circunvalación y Avda. Alte Brown, por citar algunas, presentan un estado de deterioro que debiera preocupar a nuestras autoridades.

No podemos permitir que se termine como la Municipalidad de Lobería, por mencionar un municipio de la región, que se encuentra realizando bacheo con tosca en el tramo de ruta pavimentada, que une dicha ciudad con Estación El Moro – Las Nutrias hasta la intersección con Ruta 55 para mejorar mínimamente el tránsito por la misma.

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