La campaña electoral, que comenzó su largo camino que concluirá eligiendo autoridades en todos los niveles, va alzando temperatura. No ser candidato en esta oportunidad, aunque tenga un firme compromiso acompañando a Juntos por el cambio, me permite hacer un análisis parándome unos metros afuera de la cancha.
El Intendente -pienso- satisfizo sus propias expectativas en el resultado obtenido en las primarias. No obstante, pretende invadir todo el terreno de juego y quiere con apetito voraz obtener mayoría propia en el Concejo Deliberante, como si en sus cuatro años de gestión hubiese tenido limitaciones a la hora de que se le aprobaran sus iniciativas.
Claro está, que sus iniciativas fueron escasas y ha apelado al poder legislativo sólo con proyectos que lograran aumentar las tasas para obtener mayores recursos. No hubo un solo debate propiciado por el oficialismo para solucionar los problemas reales de los necochenses, que hoy giran principalmente alrededor de la insoportable inseguridad que vivimos, el retraso económico que sufrimos, que impide explotar todas nuestras potencialidades, el inexistente cambio de paradigma acerca del manejo de nuestros residuos, la falta de avance en lograr la tan ansiada planta de tratamientos de efluentes cloacales, la ausencia notoria en políticas planificadas que posibiliten un desarrollo ordenado, el retroceso en políticas de fomento al turismo y la presencia como muestra concreta del atraso del complejo casino incendiado.
Para disimular las deudas de su propio gobierno elige el camino de la confrontación con sus rivales, atacando especialmente la figura de Martín Migueles como blanco y a Juntos por el Cambio como espacio a eliminar. Gracias al manejo discrecional de recursos que distribuye generosamente, siempre encuentra comunicadores dispuestos a reproducir un guion escrito en los despachos de la municipalidad.
En el año de la celebración de los 40 años de la democracia es preciso sostener la defensa irrestricta de que cada quien diga lo que se le venga en gana y a través de los medios que considere y que los periodistas gocen de libertad absoluta para la publicación de noticias y opiniones. Lo que sí debemos denunciar es a los políticos que se esconden detrás de figuras que controlan a través de medios económicos para hacerles decir lo que ellos mismos no se atreven. El periodismo así se convierte en empleado del poder desnaturalizando su esencial función que es la de interpelarlo y el Poder Ejecutivo se convierte en un operador que empobrece el debate público.
CONCEPTOS FUERTES
Ahora bien, Martín Migueles ha decidido con firmeza denunciar estas maniobras y ha utilizado conceptos fuertes. Quienes corren riesgos de “morir” de literalidad se asustan de que se haya utilizado la palabra sicario, que define a aquella persona a la que se le ha encargado matar a otra a cambio de dinero u otros bienes. En la comunicación habitual y en la política en particular recurrimos a la metáfora, que es una figura retórica de pensamiento por medio de la cual una realidad o concepto se expresan a través de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza.
Siguiendo con las metáforas, yo también hubiese utilizado el término mercenario, eligiendo de Google la definición que mejor lo representa: “que lucha a cambio de dinero o de un favor y sin motivaciones ideológicas.”
De igual forma y antes de concluir, me interesa resaltar que mayor responsabilidad le cabe a quien plantea estas reglas de juego, que para hacerse elegir necesita de la anulación del otro y para esto reduce a una simple herramienta a quien, por un estado de necesidad o supervivencia, renuncia a la verdad a la que se debe su profesión.
No debería ser necesario aclarar que, así como no todos en la política utilizan estas maniobras, no todos en el periodismo se arrodillan ante el poder.
Quedan sesenta días para las elecciones y ojalá podamos encontrar el ámbito para transmitir ideas que propongan un camino a recorrer que nos lleve a vivir en una ciudad mejor. Los que acompañamos a Martín trabajamos día a día para que así sea.
