Revelan las primeras señales que da el cambio climático en la costa

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Investigadores del INIDEP advirtieron un aumento «sutil» en la temperatura del mar y otras variaciones en los tamaños de especies microscópicas.

 

El aumento “sutil” en la temperatura del mar y las variaciones en los tamaños dominantes en la comunidad del plancton, los pequeños organismos que constituyen la principal trama alimenticia de las pesquerías de la zona, asoman como las conclusiones de algunos de los estudios que lleva adelante el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) para relevar el impacto del cambio climático a lo largo de las últimas dos décadas en la costa bonaerense.

Hace veinte años que el grupo de especialistas que integra el Programa “Dinámica de Plancton Marino y Cambio Climático“ realiza un trabajo silencioso pero fundamental para conocer el alcance de la problemática ambiental a muy pocos kilómetros de Necochea. El seguimiento se hace a través de la Estación Permanente de Estudios Ambientales (Epea), que cuenta con 50 metros de profundidad y se ubica a 26 millas náuticas (es decir, a unos 50 kilómetros) de “La Feliz”.

Así, este punto permanente de muestreo se transformó en una serie de tiempo que reúne información clave sobre la situación de la región y la evolución de cada una de las variables oceanográficas. “Lo que queremos determinar es si hay alguna variabilidad por encima de lo natural. Por supuesto que hay cambios esperables y estacionales, pero por sobre estos cambios puede haber algún cambio acumulado a lo largo de los años y eso es lo que tenemos en cuenta”, explica la investigadora Vivian Lutz, quien remarca: “Se trata de un trabajo continuo. No basta con medir una vez, sino que hay que hacer un seguimiento para ver la evolución. Y nosotros medimos la salud del mar así que tenemos que ser consistentes en las mediciones».

“Tener datos de base de manera periódica, con una serie tan larga en el tiempo, nos permite identificar eventos especiales, y eso es algo interesante porque una de las cuestiones asociadas al cambio climático que se ve en otras partes del mundo es que la cantidad de eventos especiales también están aumentando. Esto quiere decir que lo que antes podía ser excepcional ahora ocurre con mayor frecuencia”, destaca la mujer que hoy está al frente del Programa Dinámica del Plancton Marino y Cambio Climático, creado por Rubén Negri y que actualmente cuenta con la participación de 21 investigadores y técnicos.

Con la ayuda de imágenes satelitales provistas por sensores remotos, las mediciones directas en el mar incluyen variables físicas y químicas, como la temperatura y la salinidad del mar en superficie y en profundidad, la cantidad de oxígeno y nutrientes en el agua, y el nivel de pH que permite evaluar el cambio climático y la acidificación del océano. “El mar absorbe mucho del exceso de dióxido de carbono que se genera en el planeta y eso aminora y regula el efecto del calentamiento pero también tiene una consecuencia porque la temperatura del mar también va aumentando”, indica Lutz.

PRIMERAS SEÑALES DE CAMBIO

En el marco de los trabajos científicos, la investigadora del Conicet/Inidep revela que en el punto de estudio de la Epea las oceanógrafas físicas han detectado un “cambio sutil” aunque “estadísticamente significativo” en el aumento de la temperatura del mar. “Cuando decimos que hay un cambio sutil no quiere decir que se produzca a partir de un año determinado sino que es el resultado de la línea de tendencia que se traza desde el comienzo del estudio hasta el final. Al hacer el análisis estadístico, podemos ver si esa línea de tendencia es significativa, es decir que podemos confiar en que ese pequeño aumento de temperatura que estamos viendo es real”, precisa.

Estos cambios ambientales repercuten en la vida del fitoplancton, pequeños organismos fotosintéticos (“plantitas”) que cumplen un rol fundamental dentro de la cadena alimentaria. “El hecho de que sean organismos que no pueden verse a simple vista no quiere decir que sean todos iguales; hay una gran variedad de especies y de roles. Y lo que los fitoplanctólogos han visto es que han aumentado la cantidad de células más pequeñas en estos seres y eso tiene connotaciones porque, probablemente, a lo largo del tiempo va a producir alteraciones en el resto de la trama alimenticia”, sostiene Lutz.

La concentración de clorofila es otra de las variables que miran con atención en el organismo científico para monitorear la vida acuática microcóspica que tiene lugar a pocos kilómetros de la ciudad. “Lo que se ha determinado es que la concentración de clorofila aumentó levemente pero lo que más aumento es la clorofila en las células pequeñas del fitoplancton. Ambos datos nos confirman que en estas dos décadas aumentó la cantidad de fitoplancton pequeño”, confirma.

A partir de ello, la investigadora dice que si se mantiene una tendencia semejante podría influir en algunas pesquerías que se alejarían de sus zonas habituales en busca del mismo alimento. “Lo que habría es un corrimiento de toda la trama alimenticia. Esto se ha visto en otros lugares como el Mar del Norte donde junto con estos corrimientos en el plancton también se corren especies de peces que van siguiendo su alimento, y eso tiene connotaciones las pesquerías”, advierte.

RED DE ESTACIONES

La Estación Permanente de Estudios Ambientales integra la Red de Observaciones Marinas Argentinas (Roma), que se concibió hace un par de años con la intención de mantener a lo largo del tiempo una serie de mediciones ambientales en distintas latitudes del país. “En Bahía Blanca hay otra estación con varios años de trabajos y se han iniciado otras en el Río de la Plata, el Golfo San Jorge, Santa Cruz, Ushuaia y se acopla otra con más de 30 años de información en Caleta Potter en Antártida”, indica Lutz.

“Es una iniciativa muy importante a nivel nacional que, a través de la iniciativa Pampa Azul, está tomando fuerza en estos momentos. Todas estas áreas le dan un marco fundamental a todo lo que es el estudio del mar. En Argentina hasta hace pocos años no se le estaba dando la importancia que tiene y hay que tomar consciencia de que más de la mitad del territorio nacional es mar”, dice la investigadora, quien comenta que aún “queda mucho por hacer”.

En este sentido, la doctora en oceanografía comenta que, además de la Epea, se encuentra la serie “Costal” a través de la cual se realizan mediciones desde 2009 en la sección que va desde la costa de Mar del Plata hasta el talud (mar adentro). “Otra sección Costal la repetimos frente a Uruguay, en colaboración con colegas de ese país. Esta última ya fue muestreada dos veces y esperamos este año poder repetirla para comenzar una serie de estudios un poco más amplios en este sector de la plataforma y en esta zona común con Uruguay que es muy importante en el marco de la Comisión Técnica Mixta del Río de la Plata”, resalta.

Los trabajos sobre el cambio climático del prestigioso instituto que se ubica en la Escollera Norte de la ciudad de Mar del Plata se publican en diferentes revistas, como en Marine and Fishery Sciences y en otros ámbitos de índole internacional. Muchos resultados ya se han publicado y hay otros que están próximos a ser difundidos por los investigadores marplatenses a través de informes y artículos.

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