Robos y destrozos en la sede céntrica del Club Rivadavia

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Los delincuentes rompieron una pared para ingresar y forzaron once puertas una vez adentro.-

 

El pasado viernes por la noche se conoció la noticia de que la sede céntrica del Club Atlético Rivadavia, ubicada en calle 64 al 2840, fue violentada por un grupo de delincuentes que permaneció en su interior por el transcurso de algunas horas destrozando todo lo que se interpuso en su paso y llevándose algunos objetos de valor.

Entrevistada esta mañana en el magazine radial Voces de la Ciudad, su presidenta, Marisol Birge, explicó que “en realidad no robaron nada importante, el tema es que rompieron puertas, arrancaron una caja de seguridad con una amoladora, desarmaron la secretaría, tiraron todo lo que había en la biblioteca. Más que nada es el daño” lo que perjudica a la institución.

A modo de crónica de los hechos, la autoridad señaló que “entraron por los patios, por el salón de fiestas. Rompieron una pared de Durlock para meterse y, una vez adentro, rompieron once puertas”, detallando, además, con respecto al desfalco sobre los bienes del club que “se llevaron unas tablets, unos televisores y unas herramientas de los albañiles. El club tiene seguro, pero el tema es lo que nos cuesta y el tiempo que lleva tenerlo prolijito y cuidado”, aclaró con indignación.

Luego de detallar que los malhechores debieron haber permanecido en las instalaciones “más de 3 o 4 horas tranquilamente”, Birge mostró su enfado con las fuerzas de seguridad: “Nos llama la atención que entren al Club Ministerio, a la Escuela Nº 10, al Jardín 902, al (Comedor) Mateo, todo en un universo de 30 días. Más que bronca con los chorros tengo bronca con quienes nos tiene que cuidar”.

Pidiendo disculpas a “los que hacen las cosas bien”, pero recordando algunas situaciones que le tocó vivir desde su asunción y en las que no encontró respuestas por parte de la Policía, la titular de la institución decana insistió con su enojo. “Llega un momento en el que te cansás. A los robos uno, lamentablemente, se termina acostumbrado, porque el que te tiene que cuidar no te ciudad, encima te toman de boluda”.

“Les llevé las fotos, porque sabemos quiénes son. Estuve todo el sábado haciendo la denuncia, y no los agarran. Eran diez policías adentro de la sede y tuve que ir a pedir las cámaras a los vecinos yo, y no es mi trabajo”, criticó la presidenta, cansada, como tantos vecinos, de no encontrar respuestas por parte de quienes las tiene que dar.

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