Gabriel Mestre transita su último tramo en la Diócesis de Mar del Plata
“Estoy con sentimientos encontrados, por un lado con la alegría por asumir en un nuevo servicio que me enorgullece y me plantea desafíos a futuro en un lugar distinto y con una estructura más grande, y a la vez con el dolor de dejar Mar del Plata porque no sólo he sido el obispo de allí, sino que he sido cura, diácono, seminarista, joven y niño de la Diócesis de Mar del Plata, es mi hábitat natural y mi tierra, y significa un desgarrón interior irme, pero desde la fe y con cumplir la voluntad de Dios uno lo vive con confianza”, afirmó Gabriel Mestre.
Lo hizo como obispo de Mar del Plata, antes de pasar al Arzobispado de La Plata, para el cual fue nombrado desde el Vaticano, al hablar en una entrevista telefónica realizada por el periodista Jorge Gómez en “Voces de la Ciudad”.
Mestre manifestó que “las comunidades de Necochea están en mi corazón… siento a Necochea y Quequén profundamente como parte de mi corazón, poblacionalmente es la segunda ciudad de la Diócesis, y eso implica lo que tiene que ver con lo educativo, social, pastoral, industrial y ciudadano, y nunca experimenté diferencias en mi corazón en ningún rincón de la Diócesis, ya fuera en Necochea, Madariaga, Coronel Vidal o en la misma Mar del Plata”.
“HAY EQUIPO”
A la hora de realizar un balance de su obispado, describió: “Me siento satisfecho, consciente de mi fragilidad humana y sabedor de que podía haber hecho mucho más, pero parto de la base que estoy satisfecho, a pesar de mi fragilidad humana”, tras lo cual aseguró que “quedan muchas cosas por hacer que el nuevo pastor podrá profundizar y llevar adelante gracias al buen equipo de curas, laicos y religiosos/as que hay”.
En ese sentido, afirmó Mestre que “en la Diócesis de Mar del Plata hay equipo, y cuando hay equipo el Obispo puede llevar mucho mejor su tarea adelante, por eso soy un profundo agradecido del servicio y la tarea que han realizado los laicos”.
LA REALIDAD ARGENTINA
Para concluir, no podía dejar de ofrecer su mirada sobre la realidad actual argentina. “Los desafíos son los mismos siempre y el horizonte eleccionario nos hace poner más en foco, pero el mensaje es el de la doctrina social de la iglesia de siempre: la iglesia apuesta por el bien común de todos los argentinos, tratando de tener una mirada particular de protección de los más débiles, los más pobres, descartados y caídos del sistema”.
Todo ello, acotó, “sobre la base de la cultura del diálogo y el encuentro, que son las banderas que plantea el Papa Francisco y que desde mi trabajo siempre he tratado de defender, intentando acercar posiciones y buscando consensos, que es la mejor manera de transitar esta realidad difícil con pobreza, inflación y exclusión”.
